Un argentino en el Gran Buenos Aires

Wednesday, January 18, 2006

Pasásela al Che !

Dos meses después de empezar a vivir en mi nueva casa (lugar donde alquilo la pieza de abajo), detecté que la vivienda de al lado, que estaba en venta, había conseguido un comprador. Fue así que en unas semanas el nuevo inquilino había concretado total posesión de la casa.
Después de unos días de escuchar conversaciones en la nueva vivienda noté que sus integrantes pertenecían a la corriente Hispanoamericana.
Como de costumbre, Lucy, la mujer que me alquila la pieza, fue a socializar con los nuevos ocupantes, trayendo luego la noticia de que estos eran Salvadorenios. Obviamente que no perdió oportunidad en remarcar su contacto con esa cultura diciendo que en su casa había un muchacho de Argentina.
Fue así que mi vecino, una vez sabido que era de Argentina no tardó en encontrar la oportunidad de demostrar sus conocimientos sobre mi Pais. "Argentino, CHE...cómo estás vos, CHE vení", fueron las primeras palabras que escuché desde su boca. Fue así que tuve la chance de intercambiar unas palabras con él. Obviamente que no hubo mucha dificultad en elegir el tópico de la charla. Fútbol.
Después de un mes de charlas en la vereda finalmente me invitó a un partido en San Francisco. Fue así que me preparé para el día señalado y salimos con rumbo al escenario deportivo.
Después de un año sin jugar no tenía muchas esperanzas en mi juego ni en mi estado fisico. Pero no había advertido a mi compañero acerca de eso para no causar desazón en su esperanza en mi futbol " Argentino".
Fue así que me presentaron con un equipo y en cuestiones de segundos me vi vestido con un uniforme futbolero: Botines, Camiseta, Pantalón, medias y hasta canilleras. Me preparé para sentarme a las afueras del rectangulo de juego para observar el partido con fervor y total compromiso para remplazar a cualquier intergrante del equipo que el técnico designase como candidato a retirarse de la cancha.
Las gotas empezaron a caer y los equipos seguían dando vuelta al rededor del círculo medio, deslizando comentarios sobre el retraso del encuentro. Finalmente, después de unos minutos de espera, el árbitro, un muchacho con vestimenta para la ocasión, mostró su cuerpo y las señales del comienzo fueron marcadas.
Una vez el juez dentro del campo de juego los equipos se reunieron con sus respectivos técnicos. -Más tarde me enteraría que también se les llaman dueños, ya que son los dueños de todos los derechos del equipo y proporcionan todo los recursos necesarios para participar en la liga.-
El técnico/Dueño de mi bando vestía un pilotín amarillo, y gracias a las gotas que colgaban de su capucha las posibilidades de encontrar su rostro se reducian a cero. El mismo reunió al equipo y empezó las tareas de organización. "Tu vas en el medio, tu atrás, ustedes dos defienden por los laterales..." y así siguió hasta llegar a la ofensiva, momento en el cual mi tranquilidad desapareció. "...Adelante va el Argentino con él". Sí, pude entender en ese momento que no en vano existía una fama futbolera que englobaba a un país sin distinción por habitantes. Y así fui señalado como jugador titular.
Entré al campo de juego convencido de que estaba en juego toda la credibilidad futbolera construida durante años. Caminé hacia mi sector y esperé el sonido del comienzo del encuentro. Luego de unos segundos de escuchado el silbato, el balón había empezado a rodar. Corrí hacia adelante señalando mi posición, observando a un compañero con la pelota. Fue en ese justo momento, cuando escuché a tres integrantes de mi escuadra gritar en el mismo instante, que sentí que las esperanzas del equipo estaban puestas en mi. " Pasasela al CHE!"
Y fue así que recibí el balón y encaré hacia el arco. Del otro lado, en la defensa del equipo contrario, se encontraba Ricardo, mi vecino, que tenía todo su prestigio puesto en mi.
Mientras la pelota se deslizaba por mis pies me fui acordando del tiempo de más gastado en sueño en los últimos años, de los asados disfrutados, en las horas de ocio sentado frente al televisor y del poco ejercicio realizado. Y así mi velocidad empezó a disminuir hasta llegar al arco. Una vez ahí noté que medio equipo coreaba mi nombre, "CHE", pero no para alentarme sino para avisarme que el único jugador en la defensa se encontraba conmigo, y ellos se ubicaban justo en frente del arco sin ninguna oposición. Pero yo tenía que demostrar porqué estaba ahí, y porqué mi país tenía ese prestigio como uno de los más grandes. Asi que continué con la pelota y me dirigí hacia Ricardo. En cuestión de segundos mi nombre se habia alargado a " CHE...Pasala".
Pero no, debía persistir en mi tarea y concretar esa ansiada jugada. Ignorando los llamados decidí realizar la gambeta final.

Con un pedazo de pasto en mi boca y yacido en el suelo levanté mi mano en señal de protesta contra el desenlace de la jugada.
Mientras el resto de los jugadores se alejaban de mi vista en igual sentido a la pelota, vi al arquero contrario acercarse hacia mi posición con afán de ayudarme. Con tres palabras despejó todas las dudas sobre mi destreza. Mientras estiraba su mano para estabilizarme y con gesto de sorpeza deslizó "¿Qué pasó CHEEEE ???".

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